Summary: | En la actualidad, nos encontramos en un momento de extrema vulnerabilidad en términos de estabilidad socioambiental. La interconexión entre el ser humano y su entorno natural ha alcanzado niveles críticos, exacerbados por fenómenos como la crisis climática. Estos desafíos no sólo amenazan la integridad de los ecosistemas, sino también la seguridad y el bienestar de los seres humanos. Es evidente que, en la crisis climática, las personas más afectadas son aquellas que ya se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Las comunidades rurales, los agricultores, los pescadores artesanales y otros grupos marginados son los primeros en sentir los impactos devastadores de eventos climáticos extremos, la degradación ambiental y la escasez de recursos naturales, como es explicado en forma más detallada en la investigación. Esta disparidad en la distribución de los efectos adversos del cambio climático refleja desigualdades profundamente arraigadas en la sociedad. Sin embargo, más allá de estas consideraciones, nos enfrentamos a la discusión sobre la supervivencia misma del planeta tal como lo conocemos. El ritmo acelerado de la destrucción ambiental plantea serias interrogantes sobre la capacidad de la Tierra para sostener la vida en el futuro. Las maneras actuales de tratar al planeta están poniendo en peligro no solo la biodiversidad, sino también la propia existencia humana. En este contexto de crisis ambiental sin precedentes, surge la propuesta de incorporar el delito de ecocidio al Estatuto de Roma, el marco legal que establece las normas para la jurisdicción y el funcionamiento de la Corte Penal Internacional. Esta propuesta, respaldada por defensores ambientales, juristas y líderes políticos, plantea que el ecocidio, definido como la destrucción masiva y deliberada del medio ambiente, debería ser considerado un crimen internacional sujeto a la jurisdicción de la CPI. La inclusión del ecocidio en el Estatuto de Roma...
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