Sumario: | Común a muchos pueblos de nuestra patria, sus costumbres y tradiciones poco a poco nos cambiarían en el tiempo. Los años sesentas y setentas marcarían nuestras vidas, nuestra niñez, en aquellas calles que siempre nos acogieron, entre su gente hermosa. Tardes cáñidas y amaneceres templados nos cobijaban en recuerdos, esperando que nos despertaran. Mi alma furtiva, entre sueños, sortilegios y reminiscencias, volaba a lo alto y, como gaviota, muy fiel a sus recuerdos, plasmó versos en poesía de su gente, de su pueblo, de los años maravillosos que en nuestra memoria quedarían anclados en el tiempo, por siempre.
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