| Sumario: | Manifiesta la magnitud de la tragedia por el envenenamiento con medicamentos fabricados en el laboratorio de la Caja de Seguridad Social de Panamá, que incorporaban un tóxico dietilene glycol, el cual le fue vendido como si fuese glicerina pura. Además de las víctimas mortales, los afectados que escaparon de la muerte tendrán que tener control médico por lo menos por diez años. Denuncia que este crimen ha quedado impune, que no se responsabilizó ni destituyó a ninguna autoridad administrativa ni política, solo a dos vendedores de frituras que habían prestado el nombre para conformar la Sociedad Anónima Medicom S.A., que es la empresa que vendió el veneno.
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