| Sumario: | Esta reflexión sobre la dimensión cosmogónica de la arquitectura se enmarca en un más amplio proyecto de la elaboración de una estética fenomenológica en la que trabaja el autor, que trata de recuperar para el hombre y sus prácticas artísticas "sentido de la Tierra" rehabilitando el elemento material de la obra de arte frente a la inflación de lo concpetual promovida por buena parte del arte postmoderno. La arquitectura ofrece un espacio privilegiado para explorar las relaciones entre arte y naturaleza, entre el edificio y el cosmos. El autor estudia cómo ha afectado el proceso de desacralización y desencantamiento del mundo operado a lo largo de la modernidad, privando a la construcción humana más paradigmática, la casa, de buena parte de sus poderes simbólicos, cósmicos y socio-comunitarios. En un intento por reencantar el mundo y, de paso, la arquitectura, se propone recuperar en la práctica arquitectónica el sentido cosmogónico del habitar y del construir, haciendo de la casa una "máquina de soñar". Para ello, es necesario que los arquitectos activen su imaginación material, intimando y conociendo a fondo las posibilidades expresivas y constructivas de los bellos sólidos y las bellas materias de las que hablaba Bachelard, con las que ha de hacerse el edificio y en las que ha de encarnarase la idea o concepto arquitectónico. En el trabajo se hace un repaso de la importancia que los grandes maestros de la arquitectura han dado a los materiales de construcción.
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