| Sumario: | Se trata de poesía de amor, de sangre y huesos. Poesía que quiere ser para todos desde la voz personal del poeta, que va desde cierta ira estética que denuncia la injusto y clama por el bien, hasta el sosiego del poema familiar. El verso, y esto no nos extrañe, desde los siglos que vienen desde la misma biblia, es un látigo y una flor; es alegría y grito desesperado ante la impotencia y la debilidad humana de no poder recuperar lo perdido y por no contar con lo amado. La emoción del poeta, sin embargo, se desliga en el poema, pero logra comunicar esa misma emoción reproducida en otro nivel. Es la clave en la poesía. Porque es nuestra, del escritor, y también pertenece a todos. Hay que seguir al escritor y darnos cuenta que su poesía es lección de ética y no sólo belleza y emociones. Descubrimos en la palabra y en el verso la voluntad de aportar a los espacios vacíos del corazón. Porque son poemas de fuego y miel, de piedra y ala, de tormenta y rocío, de mar turbulento y lago etéreo en su silencio y tranquilidad. Todo a un mismo tiempo para despertar conciencia y descubrir mundos interiores. Poemas que nos dejan un suave sabor de quietud y hondas motivaciones por la vida sencilla y a la vez trascendental.
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