Prosas escogidas : mitología de cuscatlán - Como cantan allá /

Con el estilo cortado, preciso, Miguel Ángel Espino, nos adentra en el corazón mismo de lo que él llamó “Mitología de Cuscatlán”. El intento de recoger del olvido una serie de leyendas, tiene el acierto indudable de recordarnos nuestra condición indígena. La recreación de los “mitos” está cargada de...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Espino, Alfredo (autor.)
Formato: Libro
Lenguaje:Spanish
Publicado: Universidad Centroamericana Editores, 1986. San Salvador, El Salvador :
Edición:Segunda Edición.
Colección:Colección Gavidia ; volumen 4
Materias:
Descripción
Sumario:Con el estilo cortado, preciso, Miguel Ángel Espino, nos adentra en el corazón mismo de lo que él llamó “Mitología de Cuscatlán”. El intento de recoger del olvido una serie de leyendas, tiene el acierto indudable de recordarnos nuestra condición indígena. La recreación de los “mitos” está cargada de una emotividad fresca, sencilla, propia de quien descubre una mina de valores filosóficos y, de pronto, advierte que hay una muralla que cierra el paso. Esta muralla es la depredación de la conquista y colonización española en América, destructora de nuestra cultura y nuestra civilización materna. De factura temática distinta es la breve colección de prosas, “Como cantan allá”. Dividido en dos partes, La querencia, y Este es el pueblo, la reiteración nostálgica es la nota característica. ES la provincia, llena de luz e inocencia, la que aparece captada en acuarelas no siempre bien terminadas. El lenguaje no logra dominar la emoción ni describir con plenitud el contorno de casas y calles, de balcones y corredores; las gentes queridas, recordadas, están solo insinuadas, difusas en una atmósfera de infancia y adolescencia. La virtud de estas prosas es la de reflejar la sensibilidad lírica de una época, de una generación de escritores adheridos al terruño, a las cosas sencillas de pueblo. Las mejores prosopoesías de Espino se hallan en Este es mi pueblo. La frase corta, a manera de pincelada o trazo al carbón, nos dice con ternura: “este es el pueblo caliente que cantó a pedradas mi infancia atrabiliaria”. Un pueblo huracanero y simple, un lugarejo sin nombre, “lugarejo sin nada, sólo tú tienes naranjas y luceros”. “Un pueblecillo mínimo, puro, que el poeta recuerda” aquí estaba la torre, y el loco Juan le cantaba canciones a la niña Remigia, y en la Semana Santa llovía agua bendita”.
Notas:Incluye introducción -- Datos biográficos del autor.
Descripción Física:105 páginas ; 19 x 12 cm.
Público:Audiencia general.