| Sumario: | Cortés y Larraz no es desconocido, se diría en un comienzo, pero al terminar de leer el trabajo de Montes, se da cuenta el lector de que no sabía nada de la ingente labor que realizó el prelado y de la utilidad de sus viajes y de sus informaciones. El autor de este libro ha podido recrear una imagen que aparecía desviada, de la vida centroamericana en el siglo XVIII. Tiene por ello -porque el autor es filósofo, hetno-historiador e investigador de archivos- tres partes claras el trabajo. Una de las partes es el enfoque conceptual, que arranca de las palabras de Emmanuel Kant sobre lo que es Antropología, y que no sólo sirven de umbral a la obra, sino que la justifican. Una segunda parte se acerca a los fenómenos transculturadores y los enjuicia rectamente. Es para mí una satisfacción personal que sus puntos de vista coincidan con los míos -y no por haber dirigido yo el trabajo doctoral, que ya los tenía de antes- y que fuera en la Universidad de San Salvador donde -en 1956- expusiera yo por primera vez mi doctrina sobre mecánica de la transculturación. Después viene la consideración de lo que son Cofradías y Guachivales y su carácter perfectamente indígena, en cuanto a sus componentes, per respondiendo a estructuras importadas de España, que dieron cauce al afán asociativo y comunitario de los pobladores primitivos de la tierra. Y por último, como cierre que completa una obra de arte, la fabulosa aportación documental y sobre todo gráfica, que siguiendo el itinerario de Cortés y Larraz, devuelve a los salvadoreños una vida y una historia que parecía olvidada.
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