Sumario: | La antología Ostara, haciéndole honor a su nombre, asume el presente como un espacio para la fecundación de la palabra en los versos. Las condiciones de producción, como metonimia discursiva, de la totalidad cultural salvadoreña expuesta en este poemario convoca una serie de elementos que se enfrentan con la realidad de forma diversa, tal y como la padece cada poeta; quienes a pesar de constituir un colectivo generacional, desbordan en difracciones diferentes. El título de esta antología anuncia una primavera al final del extenso tiempo histórico que no termina de cicatrizar en el imaginario colectivo salvadoreño. En estos versos se identifican tormentas y amarguras de un pasado no resuelto en la cotidianidad del presente poético y, la amenaza latente de los distintos tipos de violencia en la memoria de los poetas, vuelve productiva la transgresión como motivo. En otro sentido, por su origen, Ostara simboliza la cópula de los tiempos, de la semilla liberada que se reproduce al entrar en contacto con la tierra; así como desde la metáfora se produce3 en la imaginación y en los deseos de los poetas; sin embargo es recurrente el temor a la muerte, a la esterilidad, al amor no correspondido, a la impotencia cotidiana y a los deseos imperfectos.
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