Sumario: | Teleño es una narración muy madura, muy profesional, con gran control de los materiales y con una capacidad excepcional para visualizar a profundidad, con madurez en el mundo que enseña. Cuando leímos el cuento “Teleño, el niño que conocía el mar”; un estremecimiento recorrió toda nuestra sensibilidad. Ahí escuchamos una voz auténtica, una poderosa fuerza narrativa sostenida de la primera a la última línea del texto, en el cual todos los recursos formales están al servicio de una caracterización convincente, humana y tiernamente apasionada de Teleño, el personaje principal. El cuento carece de complicaciones argumentales. Teleño, un niño huérfano, llega a un lugar indeterminado, pronto estimula y centraliza las actividades de un grupo de niños a quienes subyuga, sobre todo, por su conocimiento del mar. Pero el día que Teleño los lleva a conocerlo, desaparece entre sus aguas. El argumento es sencillo. La riqueza del relato emana de la habilidad en la caracterización de Teleño la cual se logra mediante un intenso flash-back en donde las oraciones extensas, formadas de innumerables proposiciones predominantemente yuxtapuestas o coordinadas, producen el efecto envolvente y arrastrador de un río de aguas impetuosas. La pasión vital que encanta Teleño se sugiere por la avalancha de elementos lingüísticos que el autor despliega frente al lector.
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