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|a La diabetes mellitus (DM) es un problema de salud pública con repercusiones importantes de morbimortalidad, cuya prevalencia e incidencia ha ido en ascenso a pesar del conocimiento sobre los factores de riesgo y los programas de prevención, cuadruplicándose entre 1980 y el 2004. A escala mundial, según la OMS se calcula que 415 millones de adultos tenían diabetes en el año 2014, y en el 2015 fue catalogada como la sexta causa de discapacidad. (Chatterjee, Khunti, & Davies, 2017). En Nicaragua la diabetes mellitus es la segunda enfermedad crónica más prevalente después de la hipertensión arterial, y es la tercera causa de muerte en nuestro país; se estima por cada 10,000 muertes 2.3 están relacionadas a dicha enfermedad (Organización Panamericana de la Salud, 2010). Es una enfermedad crónica compleja que requiere además de un buen control glucémico, un seguimiento estricto e intervenciones constantes en sus factores de riesgo para disminuir tanto las complicaciones agudas, así como las complicaciones crónicas, entre ellas la neuropatía diabética periférica (NDP), de la cual es conocida su asociación directa con mayor morbilidad, gastos y mortalidad debido a su relación estrecha con las complicaciones en las extremidades inferiores en los pacientes, aumentando el riesgo de desarrollo de úlceras, amputaciones y artropatía de Charcot, lo cual genera grandes costos socioeconómicos en el sistema de salud, siendo una de las principales preocupaciones tanto para los pacientes como para los trabajadores de la salud (Gordon Smith & Robinson Singleton, 2012). Es por ello que la detección temprana de la NDP mediante la identificación de aquellos pacientes con “pérdida de la sensibilidad” en sus pies, es por sí sólo, un método para prevenir en los diabéticos el desarrollo de la complicación antes mencionada; sirviendo además de pauta para la instauración de un tratamiento oportuno y disminución de los costos para el sistema de salud (Ramsey, y otros, 1999). Diversos instrumentos se han propuesto para el diagnóstico de NDP, entre ellos la prueba táctil de Ipswich, la cual ha sido aceptada como un método accesible, fácil y más barato, con sensibilidad y especificidad demostrada para su utilización como método de screening en los diabéticos con factores de riesgo que se encuentran hospitalizados (Rayman , Vas , Baker , & et al., 2011)
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