| Sumario: | Los Derechos Humanos son una cuestión inherente a la persona, es un tema que de forma superficial se aborda durante la educación secundaria en cursos como cívica y estudios sociales, pero que no queda impregnado realmente en la conciencia del colectivo social de nuestro país. Costa Rica se enfrenta a tiempos convulsos, la criminalidad en aumento y la exigencia de reacción por parte de la población, son comunes en la cotidianidad, los políticos toman decisiones, en ocasiones del agrado del pueblo, sin embargo, no se percibe una mejora en la situación, al contrario, la inseguridad ciudadana se mantiene latente. Aparecen entonces figuras muy peculiares, opiniones con connotaciones punitivistas, radicales y de apoyo a lo tradicional, la exigencia de “castigos”, “mano dura”, la intolerancia con el trasgresor, la aparición de la otredad y desconocimiento del prójimo. La perspectiva sobre la cuestión cambia cuando se mira desde la academia, pues la ciencia no conoce de lo que “puede” o “debería” funcionar, la ciencia es objetiva y nos muestra lo que sirve y lo que no. En tiempos en que el hacinamiento se encuentra en sus niveles más críticos, es menester para los estudiosos de la criminalidad, analizar el estado actual del sistema penitenciario, a fin de comprender el porqué de las cosas y los efectos que vendrán, como parte de una cadena de eventos vinculados entre sí. La evidencia indica que algo falla en el sistema penitenciario costarricense, pues este no está cumpliendo la función rehabilitadora que nuestro ordenamiento jurídico le encomienda, según información del PEN10, “desde 2010 las personas reincidentes representan entre el 68% y el 44% del total de la sobrepoblación carcelaria, con un promedio cercano al 50%”.
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