| Sumario: | La violencia doméstica es un fenómeno social que día con día viene fortaleciéndose como un tabú, pero a la vez, un elemento dañino a la sociedad y a la familia como tal. Al ver este fenómeno no podemos pretender que el daño es exclusivo de la mujer sino que debemos observar el daño colateral causado por este fenómeno social, que en este caso, son los hijos y de manera secundaria, los parientes cercanos dentro del cuarto grado de consanguinidad y tal vez, hasta el segundo grado de afinidad. Hemos podido comprobar que, aunque es visto en el ultimo de la escala de riesgos, el hombre también es victima de violencia domestica y con mucha agresividad. Ante esta realidad, debemos involucrar varios entes que están directamente vinculados a este fenómeno que se ve como si fuera algo tan natural, que no es así, porque la violencia domestica es como un cáncer terminal que en cualquier momento degenera en muerte. Podemos mencionar al Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), la policía nacional, el Juzgado de la Familia, el Ministerio Publico, las corregidurías como entes evaluadores y atendientes de los casos de violencia doméstica que sigue incrementándose, pero no solucionan el problemas porque lo atienden cuando ya se ejecuta la acción lesiva o en el extremo, de la muerte de la mujer y en muchas ocasiones, de los hijos, victimas inocentes o entes multiplicadores de este flagelo. Más allá de atender los casos de violencia doméstica, las lesiones o lamentar la muerte de las víctimas, debemos buscar mecanismos que nos lleven a disminuir este mal letal de nuestra sociedad, esforzándonos con el fortalecimiento de la familia, rescatando los valores sociales y familiares, la autoridad de los padres (ejemplo de los hijos) y definiendo en la educación, la ética y moral que se ha perdido y nuestros orientadores docentes se dedican a llamar la atención ante las faltas cometidas por los adolescentes, sin ver la realidad detrás de esa conducta juvenil en el hogar y que la transmiten a los grupos sociales con los que conviven. Es un compromiso de todos encontrar las acciones que curen este mal social y familiar, más allá de las medidas coercitivas para que nuestras mujeres y algunos hombres maltratados que voltean la mirada para encontrar una mano amiga, sin encontrarla. La determinación de las causas de la violencia doméstica es importante, pero más importante es evaluar, que tanto ayudan las medidas coercitivas (sanciones) a minimizar el delito y como logran proteger a la mujer o en todo caso, al hombre, las medidas de protección establecidas en las normas o a través de los juzgados de nuestro país, como punto de partida a la solución del problema.
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