Sumario: | La gobernabilidad hoy en día ya no puede ser entendida como una especie de fórmula política destinada a evitar desequilibrios en el dinámico juego de demandas o necesidades y ofertas o decisiones político-institucionales. El alcance extremo de esto ha apuntado a garantizar la perdurabilidad de un cierto orden político, independientemente de su capacidad para absorber o resolver los requerimientos de la población, y a evitar, en última instancia, que los sistemas sociales estallen. Es necesario superar ese limitado recinto conservador que inicialmente le otorgó domicilio conceptual a esta problemática. Hasta las apreciaciones más optimistas no ignoran las tensiones y los riesgos de ingobernabilidad que existen en los procesos políticos actuales. Sin embargo, la cuestión no estriba tanto en evitar los estallidos sociales o políticos, modernizando viejos esquemas de control social, sino en preguntarse sobre los factores que alimentan esa posibilidad. --
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