Sumario: | Es el máximo testimonio de un poeta hecho lenguaje; pero, sobre todo, la excelsa manifestación de un lenguaje articulado por la poesía. Constituye una osada travesía por territorios místicos, alquímicos o, simplemente humanos. El agua como elemento ausente, el sueño como catalizador de un ansiado despertar, y el viaje como una toma de conciencia cósmica confluyen en un templo donde cohabitan dioses y demonios, amaneceres y tinieblas, hallazgos y desapariciones. En busca de su rostro original, el poeta examina los abismos y la cimas, hunde los pies descalzo en la arena de los años y se eleva, en su sabiduría existencial, hacia lo innombrable. Con la mirada despierta, el pálpito suspendido, obedece el misterio y al silencio, y oficia, lúcidamente, el grito perdurable que rasga los dogmas y atavismos que han venido usurpando los espacios de la libertad.
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