| Sumario: | Sin duda alguna, somos comunicación. Un gesto, una mirada fugaz, una palabra a medias, incluso el silencio, forman parte del proceso comunicativo; en éste fluyen nuestras inquietudes, nuestros sentimientos, nuestros puntos de vista y nuestro conocimiento. Cuando la comunicación se produce en un contexto aulístico, es necesario revalorarla desde otras perspectivas; cada mensaje resulta interesante en su producción; el tono en que se emite, el orden en el que se expone, los argumentos que lo sustentan, son de gran trascendencia, pues encierran información importante para el maestro. La revaloración consiste en ir más allá del mensaje; en esa parte oculta al sonido, a la transcripción impresa del mismo, es necesario escudriñar en la mente de quien los produce y en la propia, es necesario preguntarnos ¿cuál es el propósito del mensaje?, ¿qué objetivo se persigue a través de éste?, ¿sus argumentos son válidos?, ¿me resultan convincentes? Solo entonces la expresión oral y escrita, además de ser vehículo de expresión, lo será de contenido significativo. En el proceso comunicativo son necesarios el emisor, el receptor y se precisa de un mensaje. A través de este texto, se pretende establecer una relación comunicativa, dialógica, con el receptor. Obviamente, nuestro canal es la escritura y partimos de un propósito y de un objetivo previamente establecidos. La instrucción es el propósito, pero el objetivo es que tanto emisor como receptor estén conscientes de la importancia de su función, de su actitud hacia la recepción o envío de mensajes, de sus características propias, ya sea como emisor o receptor, e incluso de las del código que emplean en el intercambio de mensajes. Lo anterior se fundamenta en la argumentación concentrada en el esquema denominado Proceso triangular de la oralidad y la escritura y que corresponde al primer apartado del texto. En dicho esquema se agrupan los elementos que consideramos esenciales y trascendentes para la comunicación no solo oral sino también escrita. El esquema es el punto de partida para nuestra relación dialógica, pues cada una de sus partes es motivo de análisis, de diálogo. En el, no sólo están enunciados los elementos sino están integrados, formando unidades independientes y, a la vez, dependientes de otras microunidades que, en conjunto, conforman al macroesquema. En ¿Qué hay detrás de un mensaje? se analizan los elementos arriba señalados, algunos evidentes y otros ocultos tras el mensaje, su implicación y su repercusión en éste. Con ello se pretende captar la atención tanto del emisor como del receptor; que ambos sean conscientes de la importancia de su función, pues, en ese sentido, el proceso comunicativo no sólo es vehículo de comunicación sino también de contenido, sobre todo cuando se presenta en un contexto académico. En Formas y funciones del discurso se establecen las diferencias y las similitudes que ambos canales -oral y escrito- tienen dentro del proceso comunicativo. Las formas del discurso se refieren a la enunciación y las funciones, a la intención o el propósito que se trasmite a través de ésta. En La importancia de la estructura textual discursiva se expones algunas de las estructuras más comunes para el planteamiento de los argumentos los cuales son necesarios para la sustentación de un mensaje. Además, se establecen larentes propósitos que pueden propiciar un mensaje y se explica la importancia del objetivo en toda enunciación comunicativa. Por otra parte, en Tú eres el autor de la historia, a través de la actividad que se realiza, se destaca la importancia que tienen el tema, los subtemas y el título. Desde luego, sin dejar de considerar los elementos que se exponen en La importancia de la estructura textual discursiva, pues en conjunto consolidan la "urdimbre del texto/ discurso. Finalmente, en Remodelar la casa, se evaluarán tanto el emisor como el receptor; ambos deben asumir bien sus papeles y aplicar toda la teoría que se presentó en los capítulos anteriores. Es importante destacar que cada lección se fundamenta en un apartado teórico, cuyo objetivo es destacar los procesos cognitivos necesarios para la comprensión adquisición y generación del contenido; por ello, diseñamos una parte práctica en cada lección. Igual importancia le damos a la parte reflexiva, por parte del discente o educando, a fin de que el conocimiento adquirido sea comprendido en su totalidad y que concientice el proceso enseñanza-aprendizaje en la comunicación oral y escrita. Al final de algunos de los capítulos aparecen recomendaciones ortográficas, sintácticas, léxicas y semánticas que ayudarán a mejorar la oralidad y la escritura, tanto en el contexto de la oralidad como en el del plano escrito.Esperamos que nuestra propuesta sea útil y fructifique en una mejor comunicación.
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