Sumario: | El suroeste de Estados Unidos es un rincón injustamente olvidado del mundo hispánico. Es un “rincón” con una superficie varias veces mayor que la española. En los estados de Nuevo México, Arizona y en zonas diversas de Colorado, Texas y California viven hoy tres millones de americanos que todavía hablan español, un castellano salpicado de evocadores arcaísmos; con apellidos de tan rancia estirpe española como Martínez, Salazar, Cortés, Trujillo, Espinosa, Sánchez…; americanos que viven en ciudades y pueblos -Santa fe, Madrid, San Antonio, Valencia, Las Vegas- establecidos por sus antepasados cuando no existía Nueva York, Washington, Chicago: poblaciones en donde se celebran fiestas de los santos patrones representando obras de teatro, transmitidas de padres a hijos, desde la época de la colonización; en donde se cantan coplas y romances que conservan fresco el encanto del pasado; y, donde se cuentan cuentos, traídos por los primeros colonos españoles, que todavía se pueden oír en Hispanoamérica o en España… Todo ello, presencia viva de una castiza y vigorosa corriente de tradición hispánica, conservada a través de siglos como por encanto en esta apartada región, parte, en tiempos pretéritos, en las Españas.
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