Sumario: | El artículo ofrece una perspectiva de la evaluación universitaria en donde la acreditación y la evaluación son dos dispositivos estratégicos que permiten orientar los desarrollos de la institución y de los programas, como instrumentos que la institución acoge y los utiliza según sus intereses y condiciones específicas. Sostiene que la educación no es responsabilidad exclusiva del Estado, de la sociedad o de la institución educativa, sino responsabilidad de todos, de manera compartida. Entendidos así los ejercicios de auto evaluación y evaluación externa y las relaciones que entre ellas se establecen se hace claro el principio de que "la evaluación es el ejercicio de la academia para examinar la academia" y que al Estado y a los entes externos sólo les es dado armarse de los criterios y mecanismos que aquella les proporciona. Establece los márgenes de accionar de la universidad y de los entes acreditadores, como la responsabilidad compartida y los límites en el accionar
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