Sumario: | Cada poema de Ela Urriola en este volumen se yergue como símbolo en la construcción de una sensibilidad plural. Compartida. Con un lema que de manera implícita se sugiere gracias a los nombres propios que cada título convoca, pero que se percibe rotundo: en la innovación cultural y social las mujeres resultan imprescindibles. La revolución, social y cultural, es (también) un gesto femenino. El carácter rupturista, singular, renovador, genial que enarbolan los dieciocho nombres propios que Ela Urriola ha reunido en sus diecinueve poemas (uno se dedica a la única rosa negra que existe) resulta diáfano. Son escritoras y artistas, la mayoría también activistas sociales, culturales o políticas, cuyo nombre y evocación la autora convierte, dentro de las páginas de este libro, en algo más que un referente: en un significado. Divide el libro en tres secciones y ha elegido para titularlas términos específicos de la botánica. La metáfora ideológica de los términos botánicos es clara. Sin gineceo la flor de la cultura y de la sociedad no se reproduce, como no se reproduciría sin androceo. Este parece ser el lema implícito del libro: acordémonos todos de aquellas que tantas veces, al contar la historia, han sido olvidadas. --
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